viernes, 21 de febrero de 2014

Cuatro contextos para gestionar la estructura de portavoces

Los portavoces son la expresión verbal y no verbal del capital relacional de cualquier tipo de organización. Y ese capital relacional es función directa de la cultura corporativa, esto es, de la estrategia gerencial y comunicativa que afecta a todos los integrantes de una empresa, institución pública o política, etc.

Si buscamos la excelencia también en la gestión de los portavoces debemos plantear ésta como una estructura adaptada al cambio continuo y que estimula la evaluación de las relaciones.

Estar presentes, participar, es clave. El capital relacional de los portavoces y de las organizaciones se construye con estrategia en la acción y en la comunicación. Por ello, será de gran utilidad no sólo segmentar bien los públicos activos y pasivos interesantes para la organización en cuestión, sino que asimismo es necesario actuar y comunicar de forma adecuada en los elementos que parecen conformar el capital relacional (adaptándonos al cambio continuo y también tratando de evaluar cada interacción realizada): 
  1. El capital medioambiental 
  2. El capital intelectual 
  3. El capital social
  4. El capital financiero

En cada capital debemos saber ubicar los segmentos de público estratégico precisos, dentro de sus coordenadas geográficas, demográficas, psicosociales, de rango de poder, de posición ante la organización y ante los temas que afectan a su relación con ella, de imagen, su papel en el proceso de decisión y su comportamiento comunicativo. La resultante de la suma de lo conseguido en cada capital es lo que entendemos como capital relacional de la organización. Crear protocolos de planificación, comportamiento y evaluación de esas relaciones es hablar de profesionalización, es hablar de relaciones públicas al servicio de los intereses de los portavoces.

Luego podemos referirnos a cómo gestionar de manera más eficaz el capital medioambiental, el intelectual, el social y el financiero de cualquier tipo de organización. Pero eso es materia de otras entradas en este y otros blogs.


Sólo añadir una cosa más: la estructura de portavoces ha de ser diseñada y adiestrada en virtud de las necesidades relacionales que se observan en el apartado medio ambiente, en la gestión del conocimiento, en la responsabilidad social corporativa y en la esfera financiera. No olvidemos habilitar formaciones sobre la influencia de la macro-cultura en cada capital.










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