jueves, 27 de agosto de 2015

Índice de resiliencia de las organizaciones

Una crisis siempre produce ciertos traumatismos o golpes en las organizaciones en las que se generan.

El capital relacional de las organizaciones en situaciones de crisis se maneja con estrategia en la acción y en la comunicación. No es el momento de construir esa estrategia, es el momento de continuar la política gerencial, de hacer ver los gestos de cultura corporativa correspondientes al escenario que hay que vivir y coherentes con la imagen proyectada con anterioridad. No es el momento para improvisar.

El índice de resiliencia de una organización mide la capacidad que tiene ésta para sobreponerse a una situación de crisis, aprender de los escenarios vividos y volver a la normalidad de proyección de imagen y de gestión.




Volver a la normalidad supone que la empresa, por ejemplo, esté orientada a su quehacer propio:

  1. Incrementar el mercado.
  2. Disminuir los costes de mercado.
  3. Disminuir los costes de distribución.
  4. Estar disponible para alcanzar la mejor calidad, la excelencia.
  5. Buen clima laboral acorde con la productividad.
  6. Estar disponible para atraer y retener el mejor talento del sector.
  7. Estar capacitada para atraer a inversores.
  8. Poner el foco en el acceso a los nuevos mercados.
  9. Tener una proyección de imagen acorde con su identidad corporativa, tanto en los medios convencionales como en el resto de canales y públicos objetivos.
El índice de resiliencia debe valorar también la capacidad de esa organización para aprender de la situación de crisis que acaba de pasar y la manera de incorporar ese aprendizaje a su propia cultura organizacional con el fin de que redunde en una reputación corporativa más beneficiosa para sus intereses. La organización de cualquier naturaleza tiene que aprender de qué manera han reaccionado sus diferentes públicos estratégicos y cómo están situados en el mapa de relaciones, y de qué manera ha variado o no su reputación ante ellos. Pero, además, deberá analizar y sacar conclusiones de gestión presente y futura en las siguientes parcelas no menos importantes:
  • Cómo han influido en la crisis los valores culturales y los estilos de vida de los países y localidades donde se ha desarrollado la crisis.
  • La incidencia del entorno internacional, tanto desde el punto de vista económico, social, cultural, etc.
  • Los estándares éticos.
  • La política nacional, local e internacional.
  • Los grupos sociales de especial interés.
  • El papel de los grupos de stakeholders de la organización.
  • Las actitudes sociales sobre el mercado en general y el sector en particular.
  • Las nuevas tecnologías y la era de la información con su marcada inmediatez.
El índice de resiliencia de una organización es un valor de gestión y comunicación. Es un valor de relaciones estratégicas. A mayor capacidad de resiliencia, esto es, a mayor capacidad de salir de una crisis y volver a la normalidad con proyección de estratégica por parte de una empresa, de una institución, etc., mayor credibilidad y poder de influencia tendrá ante la sociedad. En consecuencia, tenemos que empezar a investigar y a cuantificar el índice de resiliencia de las organizaciones.

Gracias por tu tiempo.





jueves, 13 de agosto de 2015

Respuestas del verano

Son las 08:00 horas y comienzo a calentar con ritmo suave las articulaciones y los músculos. 

Los olores del campo se amontonan junto a una pequeña brisa de aire fresco que aún me recuerda los aromas de la madreselva del vecino que anoche nos acompañaron en el jardín. Respiro profundo y pongo el foco de atención en los titulares de las noticias más importantes del día que RNE me ofrece a través del iPod: #Españameduele #urgenlíderes #quieroquedevuelvaneldinero #nuevosvalores #corrupciónnogracias #holaregeneración #adiósalparo.

Repaso mentalmente la hoja de ruta y los hitos a conseguir durante el entrenamiento. Pongo en marcha el GPS y comienzo a correr suave durante 20 minutos. Escojo caminos de tierra que me llevan a algunos cercados que rodean mi pueblo. Respiro, distingo los olores de las plantas aromáticas del recorrido y cojo el ritmo adecuado para que el corazón y los músculos se habitúen al esfuerzo. 

Somos lo que pensamos
Todas las mañanas me repito lo mismo. Es hora de ordenar la cabeza, de repasar aquello que quiero hacer durante las vacaciones que me restan. Por ahora hay pocas cuestas y el sol no calienta demasiado. Hay mucho por correr todavía.

Mis distintos alumnos son lo primero. Para ellos he comprado tres publicaciones que ordenadamente estoy leyendo todos los atardeceres: otro libro más (siempre hay algo nuevo que aprender) sobre Cómo Hablar en Público, de Aída Marín Pérez; Curso de Community Manager, de Óscar Rodríguez Fernández; y El Plan Estratégico de Comunicación, de Andrés Aljure Saab. Mis alumnos hacen que me sienta importante porque confían en mi trabajo y en la manera que tengo de generar valores en el aula. A cambio mi esfuerzo y dedicación. Quiero ofrecerles una buena estructura de las clases, contenidos actualizados y una metodología basada en el duda y el esfuerzo de saber que hay que cumplir los compromisos adquiridos. Mis alumnos son unos socios perfectos y los cómplices de muchas horas de dedicación.

Es verdad que en las sobremesas además incluyo la lectura, de vez en cuando, de una obra de Ferrán Adriá titulada La Comida de la Familia. Me gusta cocinar para mi gente. Me agrada compartir con ellos el mantel y hacer sobremesas largas. Creo que un buen equilibrio entre técnica culinaria y calidad de productos puede hacer disfrutar a aquellos que se acercan a mi casa para compartir conmigo el pan de El Molar y el vino de la Rioja o de la Ribera del Duero. Ver cómo disfrutan me alegra la vida.

10 minutos corriendo y el calor todavía no ha aparecido. Qué bueno. Voy suelto, tranquilo y respirando acompasadamente las ideas de mi calendario. Lo cierto es que estoy solo, no me he cruzado con nadie. El pueblo aún parece que duerme. Podía estar en la cama descansando, leyendo o disfrutando de un tranquilo desayuno. ¿Porqué estoy corriendo a estas horas? ¿Por qué me he embarcado en esta aventura de intentar correr por primera vez un maratón? A mis años... 

Todos me llaman loco
Mis rodillas no están en las mejores condiciones, sin apenas cartílagos, pero he sabido perder en el último mes 8 kilos de peso para evitar mayores efectos secundarios. He roto con los Gin and Tonics de última hora de la noche, los aperitivos interminables los fines de semana, con las grasas saturadas y los azúcares innecesarios. Mis amigos no lo entienden. A veces no me llaman para sus comidas o sus juegos de mus (entiendo que no les guste perder y perder y volver a perder). Ayer uno de ellos me decía: ¿para qué te voy a llamar? Yo tomándome una copa y tú mirando mientras tanto... Pues no, querido: mirando, tomando lo que me plazca (que no tiene por qué contener alcohol ahora) y sobre todo interactuando contigo, sabiendo de ti y disfrutando contigo. Independientemente del contexto y la situación, amigo.

Llevo 20 minutos a ritmo suave y es hora de hacer el primer cambio. Ahora paso a ritmo alegre durante los próximos 25 minutos. ¡Vamos!, las piernas me responden, el corazón se acelera. Hay que cuidar la respiración. Vamos. Miro el reloj para ajustar la zancada. ¡Vamosss! ¿Quién me habrá convencido para estar haciendo esto en agosto?, con lo bien que se está en casa tranquilo o en la terraza de una cafetería desayunando y leyendo la prensa a la sombra de la mañana.
Llevo cerca de un año preparándome. Muchos kilómetros y momentos de soledad acompañada por mi comunicación intrapersonal. Paisajes, fatiga y endorfinas que me reincorporan a una estabilidad emocional óptima para gestionar momentos de máxima tensión. Los últimos análisis de sangre me han dado unas buenas coordenadas de salud. Entrenamientos en altura, dieta proteinada, sesiones de trabajo pensados para hacer que el corazón y la musculatura sufra lo menos posible el día de la prueba. No sé si seré capaz. He corrido 10, 15, 18 y 
21 km. Nunca 42 km. No sé, pero yo sigo y lo intento. Llegará un momento en el que el cuerpo y la cabeza me dirán que sí. Eso quiero.

México me gusta. Es un mercado interesante que me permite trabajar en proyectos que me ilusionan. Víctor es un buen socio, fiable, sabe estar,  sabe hacer y decir. Además tiene sentido del humor y reconoce cada momento como singular e irrepetible. También se ha apuntado a esto del running, no debo de estar tan loco entonces.

Una cuesta a 50 metros de distancia, es buena y larga, por lo menos tiene 300 metros de recorrido. Tira Alfredo, levanta la rodillas y enfatiza el ritmo con los brazos (me digo a mí mismo). Vamosss.

México, vamos, tiene que salir el proyecto. Tengo que meter buenas piernas a esta cuesta. Respiro y sigo, respiro y sigo con el ritmo alegre... Puebla y D.F. van a dar recorrido a una metodología seria de trabajo, a un sistema de calidad de los servicios de comunicación integral que tenemos que fortificar a pesar de los contextos socio-culturales que nos encontramos. Ahora me dejo caer en la cuesta abajo y recupero un poco. En cuanto se nivele el terreno corrijo la zancada y vuelvo a tirar con ritmo alegre. Llevo 15 minutos a este ritmo y me cuesta sostenerlo. No bajes, Alfredo, no bajes... Necesito un poco más de hidratos de carbono que me permitan tener mayor energía en los entrenamientos, pero en este momento no puede ser porque es más importante perder peso. Tengo que regular la respiración, pero sin bajar el ritmo.

Allí está la nueva cuesta, ahora tiene unos 200 metros y es algo menos pronunciada que la anterior. Madrid y Castilla y León en España van a ser dos comunidades con posibles nuevos escenarios en los que demostrar que el trabajo bien hecho en comunicación merece la pena y tiene sus resultados. No queremos tener clientes, queremos tener socios, compartir sus problemas y ser parte de sus soluciones. Sube las rodillas Alfredo, acuérdate de los ejercicios de técnica, ahora, venga... Sólo tengo imágenes fijas y nubes de palabras como eficacia, constancia, socio, método, disciplina... Tengo que recuperar en la cuesta abajo y regular el ritmo cardiaco. Mis alumnos tienen que aprovecharse de mis experiencias. Voy a recopilar ejemplos y a poner negro sobre blanco los casos de fracaso. Aprendemos mucho de los fracasos. Los casos de éxito nos ayudan y motivan, pero los casos de fracaso son algo más didácticos. Hay pocos profesionales, académicos e investigadores que hablen de sus fracasos en el área de la comunicación. Pero si ahora no es importante que tú digas, ahora lo que realmente es interesante y con influencia es que digan de ti aquello que tú quieres que digan. La formulación es muy diferente y los procesos de generación de contenidos y de recuerdo están variando. 

24 minutos a ritmo alegre, lo voy a hacer hoy. Pero aún me queda un cambio de ritmo que incluir en el entrenamiento. Un libro con los casos de fracaso más importantes ¿Podré contar con experiencias de otros profesionales del sector? ¿Sabré explicarles que es necesario para nuestras jóvenes promesas?

10 minutos a ritmo fuerte. Menos mal que ahora tengo terreno más o menos llano. Escucho mi respiración por encima del volumen de los auriculares del iPod. Este es el ritmo fuerte, pero sostenerlo me cuesta un mundo. Me escucho también palpitar el corazón. No sé... La respiración va demasiado agitada. Alfredo, sigue con la cadencia de las zancadas, marca bien el recorrido de los brazos y regula la respiración. Mucho sol. Esta canción de Sade no acompaña, tengo que cambiar la selección de la música esta tarde. El ritmo de la canción es muy lento. Regula, regula... 5 minutos más y entro en la última parte del entrenamiento. Me falta energía. No sé si voy con un ritmo fuerte o alegre. La fatiga es importante y la respiración entrecortada. Luego miro los gráficos de ritmo de carrera, de distancia y de frecuencia cardiaca. Esto sí es de locos... Regulo y ritmo, regulo y ritmo..., a ver si cambia la canción y me da otra referencia auditiva..., regulo y ritmo...

A la espera de mis endorfinas
Ahora, ya. Por fin entro en fase de recuperación. 10 minutos más corriendo pero al mismo ritmo suave que al comienzo de la carrera de hoy. No todos los días son así. Mañana toca recuperar con abdominales, autocargas y pesas en el tren inferior. Ahora, es suave. Rodar y terminar este recorrido a las puertas de mi urbanización.

Ya me estoy imaginando la sesión de estiramientos y beber un poco de agua. Despacio, sintiendo la sensación de tranquilidad y de estabilidad que inunda mi cabeza. En poco tiempo más estaré con un gran volumen de endorfinas que son un colchón muy confortable. Esos momentos sentado en las escaleras de casa, dejando vagar mis pensamientos por los pasillos y los recovecos de la estabilidad emocional ¿Es eso el nirvana?

Paro el reloj y ando unos 200 metros. Todo vuelve a su ser. Estirar, una ducha reparadora y empezar a trabajar en mis proyectos durante mi jornada de vacaciones. Me pregunto demasiadas cosas. Me respondo demasiado.


Bienvenidas mis nuevas Nike Vomero 10

Gracias a mis Nike Vomero 9. Compañeras durante más de 850 km.